Cari Amici,
dal 18 al 24 febbraio, saremo in Messico a Mahahual nella parte caraibica vicina allo Yucatan.
Parteciperemo al Festival “Cruzando Fronteras”, organizzato e promosso da alcuni operatori turistici italiani e messicani, dove in programma con noi ci sono Paco Ignacio Taibo II, Concita De Gregorio, Pino Cacucci … e molti altri artisti e scrittori.
La cosa simpatica è che questa volta possiamo invitarVi ad essere con noi, perché il festival è aperto anche al pubblico italiano che può prendere un charter da Milano o da Roma. I pacchetti sono pronti e per una settimana vanno dai 1.050,00 euro a 1.178,00 euro + le imposte a seconda della categoria di hotel (volo a/r + trasporto + 7 notti hotel con colazione).
Chiunque sia interessato può scrivere direttamente a mahahualcruzandofronteras@gmail.com e Vi organizzano tutto.
Informazioni sul programma completo le potete invece leggere sul sito
www.mahahualcruzandofronteras.com
Vai al video di presentazione di VIVA LA VIDA!
http://www.youtube.com/watch?v=zrBsVuqC95Q&list=UUZ5x4bHuSDitADiDp9er_xQ&index=1
A seguire alcune note relative al festival e ai luoghi in cui si svolgerà – in lingua spagnola e in lingua italiana
El lugar
Mahahual es una pequeña ciudad que se asoma al mar Caribe en el estado de Quintana Roo, ubicado en la parte más sur oriental de la península de Yucatán y confina con Belice.
Es la última frontera situada entre el arrecife y el manglar que hace algunos años era un pueblito de pescadores y hace poco se ha vuelto destino de cruceros provenientes de EE.UU., los cuales atracan en un muelle llamado Puerto Costa Maya que se encuentra cerca del centro urbano. Para Mahahual no es suficiente ser visitada por una multitud de turistas ocasionales que bajan de los cruceros. Mahahual tiene una identidad, un ánima sensible que lo ha puesto en primera línea y a la vanguardia en la lucha en contra de la contaminación para proteger el arrecife y el manglar. Mahahual tiene un espíritu indómito que lo ha hecho resurgir muchas veces, la última, fue en el 2007 después del devastador huracán Deán, uno de los más desastrosos del último siglo. La pequeña comunidad italiana que se ha establecido aquí desde hace algunos años, construyendo hoteles y restaurantes respetando el ambiente y la estética del lugar, sobresale por su conciencia ecológica y participa activamente a las iniciativas que, a ritmo continuo, traen centenares de personas de todo el país, incluyendo la capital del estado y también del exterior para dedicar unos días de “limpieza de las playas”.
Mahahual tiene un extraño destino, juntar a causa de las corrientes oceánicas, toneladas de plástico flotante provenientes de varios países que amenazan la integridad de los frágiles, cuantiosos y maravillosos corales y toda la flora y fauna che viven en el ecosistema arrecifal. Cada año en Mahahual se recogen centenares de costales llenos de botellas y latas, destinándolos al reciclaje, provenientes no solo de las costas de América del sur y del norte y a veces sino también de las de Europa. Mahahual no se debe dejar sola en esta lucha para salvar el ambiente, una lucha que aunque infatigable es también alegre pues se convierte en una fiesta colectiva. A pesar de que la negligencia del género humano crea problemas donde los habitantes de Mahahual no son mínimamente responsables aun prodigándose para resolverlos, aquí la Madre Naturaleza ofrece uno de los escenarios caribeños de vehemente belleza: cándidas playas, palmeras, manglares, delicados amaneceres y encendidos atardeceres, una inmensa variedad de peces y pájaros; los habitantes, por su parte, recurren al antiguo arte de tejer palapas con techos de hojas de palmeras entrelazadas que obligan a que ninguna construcción supere los dos pisos de altura. De esta forma, en el horizonte de Mahahual, prevalecen los árboles, un océano azul al este, un océano verde de selva al oeste y un cielo caprichoso en donde las fragatas de grandes alas
negras navegan, a veces inmóviles, aprovechando las corrientes de aire.
El Festival
Somos soñadores y nos atrae un gran reto: crear un Festival Cultural que una nuestras dos culturas que han estado siempre en contacto y se han comunicado entre sí: la mexicana y la italiana. Dos banderas de colores idénticos, dos identidades heterogéneas que finalmente puedan enfrentarse y compenetrarse. Todos, o casi todos los campos del conocimiento y de la creatividad serán representados en este Festival: literatura, artes visuales como gráficos, ilustración, fotografía, teatro, cine, música. Prestaremos especial atención en la conciencia ambiental y en las civilizaciones indígenas, que mucho tienen que enseñarnos respecto a una adecuada relación con la Madre Naturaleza. Además, considerando que los dos, México e Italia cuentan con tradiciones culinarias de las más variadas y más ricas del mundo, no faltarán los intercambios de productos y de conocimientos relacionados con la cocina. La intención es invitar a Mahahual a escritores, artistas, artesanos, directores, guionistas, y músicos, sin poner límites (no tenemos fronteras, aun viviendo en la última frontera, rechazamos la idea misma de “límite “o “confín”, porque amamos cruzarlas, sobrepasarlas, y amalgamarlas) a esta mezcla de italianos y mexicanos provenientes de diferentes ámbitos culturales; y, también, de crear dentro de las actividades de la semana; talleres, cursos, debates, una especie de “mutua contaminación del conocimiento”, bajo la égida de un Pueblo Ecológico, Mahahual, que tanto tiene que enseñar a la vez que está ansioso por aprender y conocer. Por lo tanto habrán también espacios dedicados a las exposiciones de los materiales producidos durante el Festival y aquellos traídos por los artistas invitados. Mahahual está cerca de Chetumal, capital del estado de Quintana Roo, que cuenta con una prestigiosa casa de estudios, la Universidad de Quintana Roo, donde cada año aumenta el número de estudiantes de italiano que son animados, ciertamente por una perspectiva de empleo bastante importante: trabajar en la zona norte del estado que atrae muchos turistas europeos. Las ciudades de esta zona norte pueden ofrecer empleo en el ramo hotelero por lo que muchos jóvenes mexicanos que estudian italiano aspiran a convertirse en guía o prestadores de servicios turísticos para atender a los numerosos italianos que llegan o desembarcan allí. Pero, sobre todo, estos estudiantes demuestran un profundo interés en la cultura y la historia de Italia, por lo que este Festival se dirige también a ellos. Estamos seguros de que nos darán una enorme satisfacción si los involucraremos activamente en todo el trabajo de organización. Para el Festival se propone aglutinar una serie de eventos, o más bien, un amplio conjunto de acontecimientos anuales, involucrando a las
instituciones de ambos países para consolidar un Festival que pretende no sólo satisfacer las necesidades de arte y de cultura de los habitantes de Quintana Roo, pero sobre todo para desarrollar aún más la innata conciencia ecológica de su gente y para proporcionar apoyo internacional para la protección del arrecife de coral, el más grande en aguas territoriales mexicanas. Aquí está la cultura maya y maya es el origen de muchos de sus habitantes; su idioma todavía se habla y se escribe. El objetivo del Festival es ofrecer un millar de “probaditas”, sin provocar “indigestión” de grandilocuencia. Participarán personas famosas de nivel internacional, junto con innumerables artesanos del intelecto menos conocidos por el público, pero capaces de dejar su “huella”. Los lugareños somos pequeños, pero obstinados y Mahahual nos ha acostumbrado a caminar y navegar contra el viento. Mahahual es también un ejemplo positivo de integración multicultural en donde cohabitan ancianos mayas y otras personas provenientes de diferentes regiones de México además de italianos, ingleses, holandés, españoles, franceses, americanos, alemanes y libaneses. Todos motivados por un “espíritu pionero de la frontera”, en la búsqueda, ante todo, de una diferente calidad de vida y quienes a menudo por dejar atrás las grandes ciudades, cada uno a su manera y por diferentes razones, se consideran fugitivos: “Nuestra fuga es un signo de rebelión, un signo de vitalidad, la búsqueda de un mundo nuevo. Muchos nos envidian porque “tenemos todo”, el mar, el sol, la naturaleza, una vida tranquila sin estrés y sin reloj. Pero no, lo que nos falta es la cultura. Por ello, proponemos un intercambio: ustedes, hombres de letras y de arte, otórguenos su experiencia, su conocimiento y a cambio nosotros les donaremos nuestras riquezas, la serenidad, la alegría de la vida, el redescubrimiento de la Madre Tierra. Todos juntos, rebeldes, visionarios e intelectuales, no sólo haremos de Mahahual un hermoso lugar para vivir o pasar unas semanas de desintoxicación, sino también un laboratorio de ideas, propuestas y modelos, donde surgirán nuevas formas de demostrar que el cambio es posible. El nuestro es un reto para aquellos que sienten la necesidad de soñar, de nutrir utopías. El Festival no será una meta a alcanzar, sino un viaje colectivo, y el significado a un viaje lo dan las emociones que se viven a lo largo del camino.”
Lugare s de interés natural
ubicados cerc a de Mahahual
Accesible por carretera, hacia el norte se encuentra la reserva de la biosfera de Sian Ka’an, Parque Nacional mexicano desde el 1986 y nominado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. También incluye 23 sitios arqueológicos mayas. En frente de Mahahual, en el Mar del Caribe, se encuentra el maravilloso Banco Chinchorro, una serie de atolones de coral con un delicado equilibrio ecológico, sujetos a las estrictas leyes proteccionistas del Estado méxicano, es sede permanente de una base de observación para biólogos marinos y es posible visitarlo sólo después la obstención de permisos específicos. En las aguas circundantes, además de el espectáculo de los arrecifes de coral, pululan las reliquias de las carabelas, que han encallado inexorablemente a lo largo de los siglos. Al sur de Mahahual, superando la frontera del mar de Belice, están fácilmente accesibles en lancha las islas de la antigua Honduras Británica, entre las cuales se encuentra Ambergris Caye, convertida en indiscutible destino turístico después que la cantante Madonna la hizo célebre en su canción “Isla Bonita”, junto con el pueblo de San Pedro. Tierra adentro hacia la Bahía de Chetumal, se encuentra la Laguna de Bacalar, que mide unos setenta kilómetros de largo y está formada por manantiales subterráneos; los cenotes sagrados de los Maya, profundos pozos circulares que se extienden en las piedras calizas subterráneas con
diámetros de cientos de metros. La ciudad Bacalar cuenta con un antiguo fuerte de San Felipe, estilo español del siglo XVIII, construido inicialmente con la intención de defenderse de los piratas.
Il luogo
Mahahual è una cittadina che si affaccia sul Caribe messicano dove lo stato del Quintana Roo, nell’estremità sudorientale della penisola dello Yucatán, confina con il Belize. È l’ultima frontiera, stretta tra la barriera corallina e la selva di mangrovie, fino a poco tempo fa villaggio di pescatori e da qualche anno meta di navi da crociera provenienti da Miami che, poco distante dall’abitato, hanno un molo d’attracco denominato Costa Maya. Mahahual non si accontenta di essere visitata da frotte di crocieristi occasionali. Mahahual ha una sua identità, un’anima sensibile che ne ha fatto l’avamposto e l’avanguardia della lotta contro l’inquinamento a difesa della barriera corallina e delle mangrovie. Mahahual ha uno spirito indomito, che l’ha fatta più volte risorgere: l’ultima, nel 2007, dopo il devastante passaggio dell’uragano Dean, tra i più disastrosi dell’ultimo secolo. La piccola comunità italiana che si è insediata qui da alcuni anni – costruendo hotel e ristoranti con particolare rispetto per l’ambiente e l’estetica del luogo – spicca per la coscienza ecologica, e partecipa attivamente alle iniziative che, a ritmo continuo, portano centinaia di persone, in molti casi venute non solo da altre zone del Messico – compresa la capitale – ma anche dall’estero, a dedicare giornate di “pulizia delle spiagge”. Perché Mahahual ha uno strano destino: per via delle correnti oceaniche, tonnellate di plastica galleggiante confluiscono qui da svariati paesi, minacciando l’integrità dei fragili quanto meravigliosi coralli, e tutta la flora e la fauna che abitano la barriera. Ogni anno, a Mahahual si raccolgono – destinandoli al riciclaggio – centinaia di sacchi pieni di bottiglie e lattine provenienti dalle coste non solo dell’America del Sud e del Nord ma spesso addirittura da quelle europee. Mahahual non va lasciata sola in questa strenua lotta – ma anche gioiosa, perché tutto qui diventa una festa collettiva – per la salvaguardia dell’ambiente.
Se l’incuria del genere umano crea problemi di cui gli abitanti di Mahahual non sono minimamente responsabili (eppure si prodigano per risolverli), qui Madre Natura offre uno degli scenari caraibici di più struggente bellezza: spiagge candide, palme, mangrovie, albe delicate e tramonti infuocati, un’immensa varietà di specie tra pesci e uccelli, mentre gli abitanti, da parte loro, ricorrono all’antica arte della palapa – i tetti di foglie di palma intrecciate – e hanno imposto che nessuna costruzione superi i due piani di altezza. Così, sull’orizzonte di Mahahual, prevalgono gli alberi. Un oceano azzurro a est, un oceano verde a ovest. E sopra, un cielo capriccioso, dove le fregate dalle grandi ali nere veleggiano a volte immobili sfruttando le correnti d’aria.
Il Festival
Siamo sognatori, e ci attrae una magnifica sfida: realizzare un festival che unisca due culture da sempre in contatto e comunicanti tra loro: quella messicana e quella italiana. Due bandiere dai colori identici, due identità variegate che possano confrontarsi e compenetrarsi. I campi del sapere e della creatività, verranno rappresentati tutti o quasi: letteratura, arti plastiche, teatro, cinema, grafica, illustrazione, fotografia, musica, con particolare attenzione alla coscienza ecologica e alle civiltà indigene, che tanto hanno da insegnarci su un corretto rapporto con Madre Natura. E, considerando che Messico e Italia vantano le due tradizioni culinarie più variegate e ricche al mondo, non mancheranno certo gli scambi di prodotti e di sapienza ai fornelli. Si tratta di invitare a Mahahual scrittori, artisti, artigiani, registi, sceneggiatori, musicisti, e così via senza limiti (non abbiamo frontiere pur vivendo sull’ultima frontiera, rifiutiamo l’idea stessa di “limite” o “confine”, perché amiamo varcarli, superarli, e mescolarli), in una miscela di italiani e messicani di ogni ambito culturale, e anche di creare nell’arco di una settimana laboratori, corsi, dibattiti, una sorta di “inquinamento reciproco di conoscenze” sotto l’egida di un Pueblo Ecologico, Mahahual, che tanto ha da insegnare ed è ansioso di apprendere e conoscere. Ci saranno inoltre vari spazi dedicati alle esposizioni dei materiali realizzati durante il Festival e di quelli portati dagli artisti invitati. Mahahual dista poco da Chetumal, capitale del Quintana Roo, che vanta una prestigiosa università dove ogni anno aumentano gli studenti di italiano: li attrae, certamente, un risvolto pratico non di poco conto: Cancún, perennemente affollata di turisti, si trova all’estremità nord dello stato, e ogni giovane messicano della zona che studia italiano punta a diventare una guida turistica per i numerosi italiani che atterrano o sbarcano lassù. Ma gli studenti dimostrano soprattutto un profondo interesse per la cultura e la storia d’Italia, e questo Festival si rivolgerà anche a loro, e siamo certi che sapranno darci enormi soddisfazioni (oltre che coinvolgersi nell’immane lavoro organizzativo, ma sembra non aspettino altro che dimostrare quanto valgono). Il Festival si ripropone di fondare un evento, anzi, una ricca serie di eventi, con ricorrenza annuale, coinvolgendo istituzioni di entrambi i paesi per consolidare un appuntamento volto non soltanto a soddisfare il bisogno di arte e cultura degli abitanti del Quintana Roo, ma soprattutto a sviluppare ulteriormente la innata coscienza ecologica delle sue genti e a fornire appoggi internazionali alla difesa della barriera corallina, la più estesa in acque territoriali messicane. Qui la civiltà Maya è presente, maya sono le origini di molti dei suoi abitanti, e la lingua maya è tuttora parlata e scritta. Obiettivo del festival è offrire mille “assaggi” senza fare “indigestione” di magniloquenza. Parteciperanno persone famose a livello internazionale, accanto a innumerevoli artigiani dell’intelletto meno noti al grande pubblico ma capaci di lasciare il “segno” (anche sui suoi muri, perché no). Siamo piccoli ma caparbi. E Mahahual ci ha abituati a camminare e navigare controvento. Mahahual è anche un esempio positivo di integrazione multiculturale, dove convivono anziani maya e messicani venuti da zone diverse del paese, con italiani, inglesi, olandesi, spagnoli, francesi, statunitensi, tedeschi, libanesi… tutti spinti da una sorta di “spirito pionieristico della frontiera”, alla ricerca innanzi tutto di una diversa qualità della vita; spesso si sono lasciati alle spalle grandi città e, ciascuno a modo proprio e per svariati motivi, si considerano fuggitivi: «La nostra fuga è un segno di ribellione, un segno di vitalità, la ricerca di un mondo nuovo. Molti ci invidiano, perché abbiamo tutto, il
mare, il sole, la natura, una vita tranquilla, senza stress, senza orologio. Ma non è del tutto vero. Quello che ci manca è la cultura. E allora proponiamo uno scambio: voi, uomini di lettere e di arte, portateci la vostra esperienza, la vostra conoscenza e noi vi regaleremo le nostre ricchezze, la serenità, la gioia di vivere, la riscoperta della madre terra. Insieme, ribelli, visionari e intellettuali, potremo fare di Mahahual non solo un bel luogo dove vivere o passare qualche settimana di disintossicazione, ma anche un laboratorio di idee, proposte e modelli, dove dimostrare che cambiare è possibile. La nostra è una sfida a quanti sentono il bisogno di sognare, di coltivare utopie. E il festival non sarà una meta da raggiungere, ma un viaggio collettivo, e il senso a un viaggio, lo danno le emozioni vissute lungo il cammino».
Luoghi di interesse naturalistico
a poca distanza da Mahahual
Raggiungibile su strada, a nord si estende la riserva della biosfera di Sian Ka’an, parco nazionale messicano dal 1986 e patrimonio dell’umanità dell’Unesco. Comprende anche 23 siti archeologici Maya. Di fronte a Mahahual, sul Mar del Caribe, si estende l’incantevole Banco Chinchorro, serie di atolli corallini dal delicato equlibrio ecologico, sottoposto a severe leggi protezionistiche dello stato messicano. Visitabile dietro rilascio di specifici permessi, è sede permanente di una base per biologi marini. Nelle acque circostanti, oltre allo spettacolo della barriera corallina, pullulano i relitti di galeoni e caravelle, inesorabilmente incagliatisi nel corso di vari secoli. A sud di Mahahual, superando la frontiera marina
del Belize, sono raggiungibili facilmente in barca le isole dell’ex Honduras Britannico, tra le quali è diventata meta turistica indiscussa Ambergris Caye, da quando Madonna l’ha resa celebre nella sua canzone “Isla bonita”, con il centro abitato di San Pedro. Verso l’interno, rispetto alla Baia di Chetumal, si estende la Laguna Bacalar, lunga circa settanta chilometri, formata da sorgenti sotterranee – i cenote sacri ai Maya, profondi pozzi circolari nel sottosuolo calcareo con diametri di centinaia di metri – dove l’abitato di Bacalar vanta l’antica fortezza spagnola di San Felipe.