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Mahahual, Festival “Cruzando Fronteras” – 14/27 febbraio 2013

13 dicembre, 2012 - 13:29

Cari Amici,

dal 18 al 24 febbraio, saremo in Messico a Mahahual nella parte caraibica vicina allo Yucatan.
Parteciperemo al Festival “Cruzando Fronteras”, organizzato e promosso da alcuni operatori turistici italiani e messicani, dove in programma con noi ci sono Paco Ignacio Taibo II, Concita De Gregorio, Pino Cacucci … e molti altri artisti e scrittori.
La cosa simpatica è che questa volta possiamo invitarVi ad essere con noi, perché il festival è aperto anche al pubblico italiano che può prendere un charter da Milano o da Roma. I pacchetti sono pronti e per una settimana vanno dai 1.050,00 euro a 1.178,00 euro + le imposte a seconda della categoria di hotel (volo a/r + trasporto + 7 notti hotel con colazione).

Chiunque sia interessato può scrivere direttamente a mahahualcruzandofronteras@gmail.com e Vi organizzano tutto.

Informazioni sul programma completo le potete invece leggere sul sito
www.mahahualcruzandofronteras.com

Vai al video di presentazione di VIVA LA VIDA!

http://www.youtube.com/watch?v=zrBsVuqC95Q&list=UUZ5x4bHuSDitADiDp9er_xQ&index=1

  A seguire alcune note relative al festival e ai luoghi in cui si svolgerà – in lingua spagnola e in lingua italiana

El lugar
Mahahual es una pequeña ciudad que se asoma al  mar Caribe en el estado de Quintana Roo, ubicado  en la parte más sur oriental de la península de  Yucatán y confina con Belice.
Es la última frontera situada entre el arrecife y el  manglar que hace algunos años era un pueblito de  pescadores y hace poco se ha vuelto destino de  cruceros provenientes de EE.UU., los cuales atracan  en un muelle llamado Puerto Costa Maya que se  encuentra cerca del centro urbano.  Para Mahahual no es suficiente ser visitada por una  multitud de turistas ocasionales que bajan de los  cruceros. Mahahual tiene una identidad, un ánima  sensible que lo ha puesto en primera línea y a la  vanguardia en la lucha en contra de la contaminación  para proteger el arrecife y el manglar.  Mahahual tiene un espíritu indómito que lo ha hecho  resurgir muchas veces, la última, fue en el 2007  después del devastador huracán Deán, uno de los  más desastrosos del último siglo.  La pequeña comunidad italiana que se ha establecido  aquí desde hace algunos años, construyendo hoteles  y restaurantes respetando el ambiente y la estética  del lugar, sobresale por su conciencia ecológica y  participa activamente a las iniciativas que, a ritmo  continuo, traen centenares de personas de todo el  país, incluyendo la capital del estado y también del  exterior para dedicar unos días de “limpieza de las  playas”.
Mahahual tiene un extraño destino, juntar a causa  de las corrientes oceánicas, toneladas de plástico  flotante provenientes de varios países que amenazan  la integridad de los frágiles, cuantiosos y maravillosos  corales y toda la flora y fauna che viven en el  ecosistema arrecifal.  Cada año en Mahahual se recogen centenares de  costales llenos de botellas y latas, destinándolos  al reciclaje, provenientes no solo de las costas de  América del sur y del norte y a veces sino también  de las de Europa. Mahahual no se debe dejar sola  en esta lucha para salvar el ambiente, una lucha  que aunque infatigable es también alegre pues se  convierte en una fiesta colectiva.  A pesar de que la negligencia del género humano  crea problemas donde los habitantes de Mahahual no  son mínimamente responsables aun prodigándose  para resolverlos, aquí la Madre Naturaleza ofrece uno  de los escenarios caribeños de vehemente belleza:  cándidas playas, palmeras, manglares, delicados  amaneceres y encendidos atardeceres, una inmensa  variedad de peces y pájaros; los habitantes, por  su parte, recurren al antiguo arte de tejer palapas  con techos de hojas de palmeras entrelazadas que  obligan a que ninguna construcción supere los dos  pisos de altura. De esta forma, en el horizonte de  Mahahual, prevalecen los árboles, un océano azul  al este, un océano verde de selva al oeste y un cielo  caprichoso en donde las fragatas de grandes alas
negras navegan, a veces inmóviles, aprovechando  las corrientes de aire.

El Festival
Somos soñadores y nos atrae un gran reto: crear  un Festival Cultural que una nuestras dos culturas  que han estado siempre en contacto y se han  comunicado entre sí: la mexicana y la italiana.  Dos banderas de colores idénticos, dos identidades  heterogéneas que finalmente puedan enfrentarse y  compenetrarse. Todos, o casi todos los campos del  conocimiento y de la creatividad serán representados  en este Festival: literatura, artes visuales como  gráficos, ilustración, fotografía, teatro, cine, música.  Prestaremos especial atención en la conciencia  ambiental y en las civilizaciones indígenas, que  mucho tienen que enseñarnos respecto a una  adecuada relación con la Madre Naturaleza. Además,  considerando que los dos, México e Italia cuentan  con tradiciones culinarias de las más variadas y más  ricas del mundo, no faltarán los intercambios de  productos y de conocimientos relacionados con la  cocina.  La intención es invitar a Mahahual a escritores,  artistas, artesanos, directores, guionistas, y músicos,  sin poner límites (no tenemos fronteras, aun viviendo  en la última frontera, rechazamos la idea misma  de “límite “o “confín”, porque amamos cruzarlas,  sobrepasarlas, y amalgamarlas) a esta mezcla de  italianos y mexicanos provenientes de diferentes  ámbitos culturales; y, también, de crear dentro  de las actividades de la semana; talleres, cursos,  debates, una especie de “mutua contaminación del  conocimiento”, bajo la égida de un Pueblo Ecológico,  Mahahual, que tanto tiene que enseñar a la vez  que está ansioso por aprender y conocer. Por lo  tanto habrán también espacios dedicados a las  exposiciones de los materiales producidos durante el  Festival y aquellos traídos por los artistas invitados.  Mahahual está cerca de Chetumal, capital del estado  de Quintana Roo, que cuenta con una prestigiosa  casa de estudios, la Universidad de Quintana Roo,  donde cada año aumenta el número de estudiantes  de italiano que son animados, ciertamente por una  perspectiva de empleo bastante importante: trabajar  en la zona norte del estado que atrae muchos  turistas europeos. Las ciudades de esta zona norte  pueden ofrecer empleo en el ramo hotelero por  lo que muchos jóvenes mexicanos que estudian  italiano aspiran a convertirse en guía o prestadores  de servicios turísticos para atender a los numerosos  italianos que llegan o desembarcan allí. Pero, sobre  todo, estos estudiantes demuestran un profundo  interés en la cultura y la historia de Italia, por lo que  este Festival se dirige también a ellos. Estamos  seguros de que nos darán una enorme satisfacción si  los involucraremos activamente en todo el trabajo de  organización.  Para el Festival se propone aglutinar una serie  de eventos, o más bien, un amplio conjunto de  acontecimientos anuales, involucrando a las
instituciones de ambos países para consolidar  un Festival que pretende no sólo satisfacer las  necesidades de arte y de cultura de los habitantes  de Quintana Roo, pero sobre todo para desarrollar  aún más la innata conciencia ecológica de su gente  y para proporcionar apoyo internacional para la  protección del arrecife de coral, el más grande en  aguas territoriales mexicanas.  Aquí está la cultura maya y maya es el origen de  muchos de sus habitantes; su idioma todavía se  habla y se escribe.  El objetivo del Festival es ofrecer un millar  de “probaditas”, sin provocar “indigestión” de  grandilocuencia. Participarán personas famosas de  nivel internacional, junto con innumerables artesanos  del intelecto menos conocidos por el público, pero  capaces de dejar su “huella”.  Los lugareños somos pequeños, pero obstinados y  Mahahual nos ha acostumbrado a caminar y navegar  contra el viento.  Mahahual es también un ejemplo positivo de  integración multicultural en donde cohabitan ancianos  mayas y otras personas provenientes de diferentes  regiones de México además de italianos, ingleses,  holandés, españoles, franceses, americanos,  alemanes y libaneses. Todos motivados por un  “espíritu pionero de la frontera”, en la búsqueda,  ante todo, de una diferente calidad de vida y quienes  a menudo por dejar atrás las grandes ciudades,  cada uno a su manera y por diferentes razones, se  consideran fugitivos:  “Nuestra fuga es un signo de rebelión, un signo de  vitalidad, la búsqueda de un mundo nuevo. Muchos  nos envidian porque “tenemos todo”, el mar, el sol,  la naturaleza, una vida tranquila sin estrés y sin  reloj. Pero no, lo que nos falta es la cultura. Por  ello, proponemos un intercambio: ustedes, hombres  de letras y de arte, otórguenos su experiencia, su  conocimiento y a cambio nosotros les donaremos  nuestras riquezas, la serenidad, la alegría de la vida,  el redescubrimiento de la Madre Tierra.  Todos juntos, rebeldes, visionarios e intelectuales,  no sólo haremos de Mahahual un hermoso lugar  para vivir o pasar unas semanas de desintoxicación,  sino también un laboratorio de ideas, propuestas  y modelos, donde surgirán nuevas formas de  demostrar que el cambio es posible. El nuestro  es un reto para aquellos que sienten la necesidad  de soñar, de nutrir utopías. El Festival no será  una meta a alcanzar, sino un viaje colectivo, y el  significado a un viaje lo dan las emociones que se  viven a lo largo del camino.”

Lugare s de interés natural
ubicados cerc a de Mahahual
Accesible por carretera, hacia el norte se encuentra  la reserva de la biosfera de Sian Ka’an, Parque  Nacional mexicano desde el 1986 y nominado por la  Unesco como Patrimonio de la Humanidad. También  incluye 23 sitios arqueológicos mayas.  En frente de Mahahual, en el Mar del Caribe, se  encuentra el maravilloso Banco Chinchorro, una  serie de atolones de coral con un delicado equilibrio  ecológico, sujetos a las estrictas leyes proteccionistas  del Estado méxicano, es sede permanente de una  base de observación para biólogos marinos y es  posible visitarlo sólo después la obstención de  permisos específicos.  En las aguas circundantes, además de el espectáculo  de los arrecifes de coral, pululan las reliquias de las  carabelas, que han encallado inexorablemente a lo  largo de los siglos.  Al sur de Mahahual, superando la frontera del mar de  Belice, están fácilmente accesibles en lancha las islas  de la antigua Honduras Británica, entre las cuales se  encuentra Ambergris Caye, convertida en indiscutible  destino turístico después que la cantante Madonna la  hizo célebre en su canción “Isla Bonita”, junto con el  pueblo de San Pedro.  Tierra adentro hacia la Bahía de Chetumal, se  encuentra la Laguna de Bacalar, que mide unos  setenta kilómetros de largo y está formada por  manantiales subterráneos; los cenotes sagrados  de los Maya, profundos pozos circulares que se  extienden en las piedras calizas subterráneas con
diámetros de cientos de metros. La ciudad Bacalar  cuenta con un antiguo fuerte de San Felipe, estilo  español del siglo XVIII, construido inicialmente con  la intención de defenderse de los piratas.

Il luogo
Mahahual è una cittadina che si affaccia sul  Caribe messicano dove lo stato del Quintana  Roo, nell’estremità sudorientale della penisola  dello Yucatán, confina con il Belize.  È l’ultima frontiera, stretta tra la barriera corallina  e la selva di mangrovie, fino a poco tempo fa  villaggio di pescatori e da qualche anno meta di  navi da crociera provenienti da Miami che, poco  distante dall’abitato, hanno un molo d’attracco  denominato Costa Maya.  Mahahual non si accontenta di essere visitata da  frotte di crocieristi occasionali. Mahahual ha una  sua identità, un’anima sensibile che ne ha fatto  l’avamposto e l’avanguardia della lotta contro  l’inquinamento a difesa della barriera corallina e  delle mangrovie.  Mahahual ha uno spirito indomito, che l’ha fatta  più volte risorgere: l’ultima, nel 2007, dopo il  devastante passaggio dell’uragano Dean, tra i più  disastrosi dell’ultimo secolo.  La piccola comunità italiana che si è insediata  qui da alcuni anni – costruendo hotel e ristoranti  con particolare rispetto per l’ambiente e l’estetica  del luogo – spicca per la coscienza ecologica, e  partecipa attivamente alle iniziative che, a ritmo  continuo, portano centinaia di persone, in molti  casi venute non solo da altre zone del Messico  – compresa la capitale – ma anche dall’estero, a  dedicare giornate di “pulizia delle spiagge”.  Perché Mahahual ha uno strano destino: per  via delle correnti oceaniche, tonnellate di  plastica galleggiante confluiscono qui da svariati  paesi, minacciando l’integrità dei fragili quanto  meravigliosi coralli, e tutta la flora e la fauna che  abitano la barriera.  Ogni anno, a Mahahual si raccolgono –  destinandoli al riciclaggio – centinaia di sacchi  pieni di bottiglie e lattine provenienti dalle coste  non solo dell’America del Sud e del Nord ma  spesso addirittura da quelle europee.  Mahahual non va lasciata sola in questa strenua  lotta – ma anche gioiosa, perché tutto qui  diventa una festa collettiva – per la salvaguardia  dell’ambiente.
Se l’incuria del genere umano crea problemi  di cui gli abitanti di Mahahual non sono  minimamente responsabili (eppure si prodigano  per risolverli), qui Madre Natura offre uno degli  scenari caraibici di più struggente bellezza:  spiagge candide, palme, mangrovie, albe delicate  e tramonti infuocati, un’immensa varietà di  specie tra pesci e uccelli, mentre gli abitanti, da  parte loro, ricorrono all’antica arte della palapa  – i tetti di foglie di palma intrecciate – e hanno  imposto che nessuna costruzione superi i due  piani di altezza. Così, sull’orizzonte di Mahahual,  prevalgono gli alberi. Un oceano azzurro a est,  un oceano verde a ovest. E sopra, un cielo  capriccioso, dove le fregate dalle grandi ali nere  veleggiano a volte immobili sfruttando le correnti  d’aria.

Il Festival
Siamo sognatori, e ci attrae una magnifica sfida:  realizzare un festival che unisca due culture da  sempre in contatto e comunicanti tra loro: quella  messicana e quella italiana.  Due bandiere dai colori identici, due identità  variegate che possano confrontarsi e  compenetrarsi.  I campi del sapere e della creatività, verranno  rappresentati tutti o quasi: letteratura, arti  plastiche, teatro, cinema, grafica, illustrazione,  fotografia, musica, con particolare attenzione alla  coscienza ecologica e alle civiltà indigene, che  tanto hanno da insegnarci su un corretto rapporto  con Madre Natura.  E, considerando che Messico e Italia vantano  le due tradizioni culinarie più variegate e ricche  al mondo, non mancheranno certo gli scambi di  prodotti e di sapienza ai fornelli.  Si tratta di invitare a Mahahual scrittori, artisti,  artigiani, registi, sceneggiatori, musicisti, e  così via senza limiti (non abbiamo frontiere  pur vivendo sull’ultima frontiera, rifiutiamo  l’idea stessa di “limite” o “confine”, perché  amiamo varcarli, superarli, e mescolarli), in una  miscela di italiani e messicani di ogni ambito  culturale, e anche di creare nell’arco di una  settimana laboratori, corsi, dibattiti, una sorta  di “inquinamento reciproco di conoscenze”  sotto l’egida di un Pueblo Ecologico, Mahahual,  che tanto ha da insegnare ed è ansioso di  apprendere e conoscere.  Ci saranno inoltre vari spazi dedicati alle  esposizioni dei materiali realizzati durante il  Festival e di quelli portati dagli artisti invitati.  Mahahual dista poco da Chetumal, capitale  del Quintana Roo, che vanta una prestigiosa  università dove ogni anno aumentano gli  studenti di italiano: li attrae, certamente, un  risvolto pratico non di poco conto: Cancún,  perennemente affollata di turisti, si trova  all’estremità nord dello stato, e ogni giovane  messicano della zona che studia italiano punta  a diventare una guida turistica per i numerosi  italiani che atterrano o sbarcano lassù. Ma gli  studenti dimostrano soprattutto un profondo  interesse per la cultura e la storia d’Italia, e  questo Festival si rivolgerà anche a loro, e siamo  certi che sapranno darci enormi soddisfazioni  (oltre che coinvolgersi nell’immane lavoro  organizzativo, ma sembra non aspettino altro che  dimostrare quanto valgono).  Il Festival si ripropone di fondare un evento,  anzi, una ricca serie di eventi, con ricorrenza  annuale, coinvolgendo istituzioni di entrambi i  paesi per consolidare un appuntamento volto non  soltanto a soddisfare il bisogno di arte e cultura  degli abitanti del Quintana Roo, ma soprattutto  a sviluppare ulteriormente la innata coscienza  ecologica delle sue genti e a fornire appoggi  internazionali alla difesa della barriera corallina,  la più estesa in acque territoriali messicane.  Qui la civiltà Maya è presente, maya sono le  origini di molti dei suoi abitanti, e la lingua maya  è tuttora parlata e scritta.  Obiettivo del festival è offrire mille “assaggi”  senza fare “indigestione” di magniloquenza.  Parteciperanno persone famose a livello  internazionale, accanto a innumerevoli artigiani  dell’intelletto meno noti al grande pubblico ma  capaci di lasciare il “segno” (anche sui suoi muri,  perché no).  Siamo piccoli ma caparbi. E Mahahual ci ha  abituati a camminare e navigare controvento.  Mahahual è anche un esempio positivo di  integrazione multiculturale, dove convivono  anziani maya e messicani venuti da zone diverse  del paese, con italiani, inglesi, olandesi, spagnoli,  francesi, statunitensi, tedeschi, libanesi… tutti  spinti da una sorta di “spirito pionieristico della  frontiera”, alla ricerca innanzi tutto di una diversa  qualità della vita; spesso si sono lasciati alle  spalle grandi città e, ciascuno a modo proprio e  per svariati motivi, si considerano fuggitivi:  «La nostra fuga è un segno di ribellione, un  segno di vitalità, la ricerca di un mondo nuovo.  Molti ci invidiano, perché abbiamo tutto, il
mare, il sole, la natura, una vita tranquilla,  senza stress, senza orologio. Ma non è del  tutto vero. Quello che ci manca è la cultura. E  allora proponiamo uno scambio: voi, uomini di  lettere e di arte, portateci la vostra esperienza,  la vostra conoscenza e noi vi regaleremo le  nostre ricchezze, la serenità, la gioia di vivere,  la riscoperta della madre terra. Insieme, ribelli,  visionari e intellettuali, potremo fare di Mahahual  non solo un bel luogo dove vivere o passare  qualche settimana di disintossicazione, ma anche  un laboratorio di idee, proposte e modelli, dove  dimostrare che cambiare è possibile. La nostra è  una sfida a quanti sentono il bisogno di sognare,  di coltivare utopie. E il festival non sarà una meta  da raggiungere, ma un viaggio collettivo, e il  senso a un viaggio, lo danno le emozioni vissute  lungo il cammino».

Luoghi di interesse naturalistico
a poca distanza da Mahahual
Raggiungibile su strada, a nord si estende  la riserva della biosfera di Sian Ka’an, parco  nazionale messicano dal 1986 e patrimonio  dell’umanità dell’Unesco. Comprende anche 23 siti  archeologici Maya.  Di fronte a Mahahual, sul Mar del Caribe, si  estende l’incantevole Banco Chinchorro, serie  di atolli corallini dal delicato equlibrio ecologico,  sottoposto a severe leggi protezionistiche dello  stato messicano. Visitabile dietro rilascio di specifici  permessi, è sede permanente di una base per  biologi marini. Nelle acque circostanti, oltre allo  spettacolo della barriera corallina, pullulano i relitti  di galeoni e caravelle, inesorabilmente incagliatisi  nel corso di vari secoli.  A sud di Mahahual, superando la frontiera marina
del Belize, sono raggiungibili facilmente in barca  le isole dell’ex Honduras Britannico, tra le quali è  diventata meta turistica indiscussa Ambergris Caye,  da quando Madonna l’ha resa celebre nella sua  canzone “Isla bonita”, con il centro abitato di San  Pedro.  Verso l’interno, rispetto alla Baia di Chetumal, si  estende la Laguna Bacalar, lunga circa settanta  chilometri, formata da sorgenti sotterranee – i  cenote sacri ai Maya, profondi pozzi circolari nel  sottosuolo calcareo con diametri di centinaia di  metri – dove l’abitato di Bacalar vanta l’antica  fortezza spagnola di San Felipe.

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